VIA LACTEA
Angel.J Becerra Juarez
Para mí todos los viernes eran especiales, no porque mi vida mejorara de repente ese día
de la semana, lo que sucedía era que el
día viernes marcaba el final de una semana escolar, y esto implicaba que mi mente podía tomarse un descanso de toda de
la cala institucional y permanecer vacía y tranquila hasta el lunes de la otra
semana. No más algebra, no más historia, no más libros no más hipocresía, solo
mi mente y yo en un descanso tan placentero, como el de un alcohólico en un
jacuzzi de vodka. Como todos los días tome mis cosas, sonreí de la manera más
falsa que pude, y me despedí mis hipócritas compañeros, de Kevin de Alison e
incluso del arrogante Esteban, me
despedí de todos ellos ya que sabía que
no volvería a ver sus horribles rostros hasta dentro de 3 días y eso me alegraba.
Al salir del portón principal note que era una tarde hermosa, el cielo estaba nublado, el viento
corría con rapidez de un lado a otro y el
frio se escabullía debajo de la ropa, simplemente perfecta. Decidí caminar
a casa para poder disfrutar de la increíble atmosfera que brindaba el
clima, atravesé por la calle independencia, (ya saben esa
calle que se encuentra repleta de anuncios políticos que te invitan votar por
tal candidato) gire en la calle
consorcio y como de costumbre observe los aparadores del bazar mientras caminaba, de pronto dos
aparadores más adelante de la tienda de
pasteles, un extraño cuadro llamo por completo mi atención, en él se observa
una vaca sentada tomando una taza de té, en medio de un capo de
girasoles; Qué imagen más bizarra,
decidí entrar al local para preguntarle
al tendero si el cuadro estaba en venta;
Entre tan asombrado por el cuadro de la vaca que no me di cuenta que el local
era la barbería de don Roque. Don roque
era un viejo muy divertido que se encargaba de darle forma a la selva facial de
mi padre, antes de que el decidiera afeitarla por completo. Al cruzar por la
puerta pude observar a don Roque lavando su reluciente bacía echa bario. Basto
solo unos segundos para que don Roque me reconociera y me diera un abrazo. Fue
extraño que don roque se acordara de mí, a pesar de que no me veía desde hace
más de 3 años; después de ese abrazo le
pregunte a don Roque acerca del inusual
cuadro de la vaca. Don Roque puede ser viejo
pero es muy listo ya que le bastaron
solo 2 de mis palabras para saber que lo que yo quería era comprarle aquel cuadro; don Roque amablemente
me dijo que lo tomara como un regalo, yo insistí en pagarle, pero el amenazo
con decirle a mis padres que me había
visto fumar marihuana si no me lo llevaba, no pude decir nada ante aquel argumento, así que abrase de nuevo
a don roque y salí de la tienda con el cuadro.
Al llegar a casa remplace el
viejo cuadro que está encima de la televisión,
aquel de los perros que juegan billar por el cuadro de la vaca inglesa;
después observe que en la mesa
de centro había una nota de mi madre que decía “hay dos trozos de pizza
en refrigerador” que se traduce a “Hijo
sé que eres muy perezoso como para cocinar así que te dejo las sobras”
ahh mi madre tan considerada como siempre. Pero no tenía hambre, así que me
recosté en el sillón y admire el esplendor de aquella vaca. Fue tanto mi goce
al ver el cuadro que en pocos minutos después
me quede dormido. La verdad no esperaba soñar porque hacía más de 7
meses que no soñaba, pero esta tarde de viernes Morfeo visito mi mente para
quedarse.
Al principio no pude saber si era
un sueño o no porque me encontraba en la
misma habitación en la que me había quedado dormido. Comencé notar que
era un sueño cuando al entrar a mi habitación encontré una mujer que solo
vestía una extraña bata de color
blanco con estampado de machas negras
que solo le cubría hasta la parte superior del abdomen dejando sus pechos al
descubierto. Sus ojos eran grises, su
cara fina, su piel de un tono blanco, en sus labios un bezo, y en su mano
una taza de té. Al principio tuve miedo
por la aparición tan repentina, de aquella bella mujer que solo se limitaba al
ver la alfombra. Después de unos segundos de silencio ella me dijo que esperaba
para sentarme, yo ilusamente hice caso a
la orden de la mujer. Volvió su mirada así mí y dijo con un tono algo triste
“¿Soy bella?”. Hasta alturas era más que obvio que estaba soñando así que
decidí seguir con el juego. Como todo buen caballero le respondí que “Si acaso
no es obvio, porque lo dudas”, ella suspiro y respondió con un tono un poco
menos melancólico “Por qué nadie aparte de ti me había considerado linda”.
Ahora todo cobraba sentido, aquel cuadro
me había hecho soñar estos disparates.
Ya que era viernes y hacía mucho tiempo que no soñaba deje a un lado la lógica
y seguí charlando con ella. Para ser solo un cuadro era una mujer muy
increíble, con mucha personalidad y sobre todo muy bella. Después de tener una
de las pláticas más interesantes con una
persona inexistente, el reloj de mi habitación comenzó a sonar como si
fuese un despertador. Ella me dijo que era tiempo de que me fuera, pero en
realidad no me quería ir era la primera vez que me sentía a gusto con alguien, ella solo se rio, me acerco a
sus labios y me dio un beso, pero no fue
cualquier beso fue el mejor beso que jamás nadie me había dado, estaba
lleno de amor, de aprecio, de pasión. Fue perfecto.
Lamentablemente desperté. Y en lo
primero que pensé era en que quería volver a verla, así que intente dormir una
vez más, pero no pude. Me sentía algo estúpido ya que nunca nadie me había provocado esa sensación
que ella me había provocado. Podría parecerles estúpido pero ninguna chica real
me había parecido tan sincera, tan bella tan perfecta como ella…su único defecto era ser solo un sueño.
Quería estar siempre con ella no
me importaba como; era patético pero me había enamorado de un sueño… Entonces
como un rayo me llego a mi mente una idea “Porque vivir en una realidad de
mierda si puedes vivir en un sueño perfecto”. Así que corrí a la alacena tome
un vaso de leche, después cogí del cajón de mi madre aquellas pastillas
amarillas que utilizaba para dormir, y tome más de una docena de esas
pastillas, ya que sabía lo que pasaría
después. Tardo pocos segundos en hacer efecto, me comenzaba a sentir cansado,
me costaba mantenerme despierto y entre
mis últimos parpadeos podía verla a ella del otro lado y entonces paso.
Algunos me llaman suicida,
cobarde o incluso marica, pero lo único que yo quería era salir de este
asqueroso mundo para ir a uno mejor, lo único que yo quería era dejar la vía
láctea.
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