sábado, 4 de octubre de 2014

Vía Lactea

VIA LACTEA
Angel.J Becerra Juarez
Para mí todos  los viernes eran especiales,  no porque mi vida mejorara de repente ese día de la semana,  lo que sucedía era que el día viernes marcaba el final de una semana escolar, y esto implicaba que  mi mente podía tomarse un descanso de toda de la cala institucional y permanecer vacía y tranquila hasta el lunes de la otra semana. No más algebra, no más historia, no más libros no más hipocresía, solo mi mente y yo en un descanso tan placentero, como el de un alcohólico en un jacuzzi de vodka. Como todos los días tome mis cosas, sonreí de la manera más falsa que pude, y me despedí mis hipócritas compañeros, de Kevin de Alison e incluso del arrogante Esteban,  me despedí de todos  ellos ya que sabía que no volvería a ver sus horribles rostros hasta dentro de 3 días y  eso me alegraba.
Al salir del portón  principal note que era una tarde  hermosa, el cielo estaba nublado, el viento corría con rapidez de un lado a otro y el  frio se escabullía debajo de la ropa, simplemente perfecta. Decidí caminar a casa para poder disfrutar de la increíble atmosfera que brindaba el clima,  atravesé  por la calle independencia, (ya saben esa calle que se encuentra repleta de anuncios políticos que te invitan votar por tal candidato) gire  en la calle consorcio y como de costumbre observe los aparadores del bazar  mientras caminaba, de pronto dos aparadores  más adelante de la tienda de pasteles, un extraño cuadro llamo por completo mi atención, en él se observa una vaca sentada  tomando  una taza de té, en medio de un capo de girasoles; Qué imagen más  bizarra, decidí entrar al local  para preguntarle al tendero  si el cuadro estaba en venta; Entre tan asombrado por el cuadro de la vaca que no me di cuenta que el local era  la barbería de don Roque. Don roque era un viejo muy divertido que se encargaba de darle forma a la selva facial de mi padre, antes de que el decidiera afeitarla por completo. Al cruzar por la puerta pude observar a don Roque lavando su reluciente bacía echa bario. Basto solo unos segundos para que don Roque me reconociera y me diera un abrazo. Fue extraño que don roque se acordara de mí, a pesar de que no me veía desde hace más de 3 años; después de ese abrazo  le pregunte  a don Roque acerca del inusual cuadro de la vaca. Don Roque puede  ser viejo pero es muy listo ya que  le bastaron solo 2 de mis palabras para saber que lo que yo quería era  comprarle aquel cuadro; don Roque amablemente me dijo que lo tomara como un regalo, yo insistí en pagarle, pero el amenazo con  decirle a mis padres que me había visto fumar marihuana si no me lo llevaba, no pude decir nada  ante aquel argumento, así que abrase de nuevo a don roque y salí de la tienda con el cuadro.
Al llegar a casa remplace el viejo cuadro que está encima de la televisión,  aquel de los perros que juegan billar por el cuadro de la vaca inglesa; después  observe que en  la mesa  de centro había una nota de mi madre que decía “hay dos trozos de pizza en refrigerador” que se traduce a “Hijo  sé que eres muy perezoso como para cocinar así que te dejo las sobras” ahh mi madre tan considerada como siempre. Pero no tenía hambre, así que me recosté en el sillón y admire el esplendor de aquella vaca. Fue tanto mi goce al ver el cuadro que en pocos minutos después   me quede dormido. La verdad no esperaba soñar porque hacía más de 7 meses que no soñaba, pero esta tarde de viernes Morfeo visito mi mente para quedarse.
Al principio no pude saber si era un sueño o no porque me encontraba en la  misma habitación en la que me había quedado dormido. Comencé notar que era un sueño cuando al entrar a mi habitación encontré una mujer que solo vestía   una extraña bata de color blanco  con estampado de machas negras que solo le cubría hasta la parte superior del abdomen dejando sus pechos al descubierto.  Sus ojos eran grises, su cara fina, su piel  de un tono  blanco, en sus labios un bezo, y en su mano una taza de té. Al principio  tuve miedo por la aparición tan repentina, de aquella bella mujer que solo se limitaba al ver la alfombra. Después de unos segundos de silencio ella me dijo que esperaba para sentarme, yo ilusamente  hice caso a la orden de la mujer. Volvió su mirada así mí y dijo con un tono algo triste “¿Soy bella?”. Hasta alturas era más que obvio que estaba soñando así que decidí seguir con el juego. Como todo buen caballero le respondí que “Si acaso no es obvio, porque lo dudas”, ella suspiro y respondió con un tono un poco menos melancólico “Por qué nadie aparte de ti me había considerado linda”. Ahora todo cobraba sentido,  aquel cuadro me había hecho soñar estos  disparates. Ya que era viernes y hacía mucho tiempo que no soñaba deje a un lado la lógica y seguí charlando con ella. Para ser solo un cuadro era una mujer muy increíble, con mucha personalidad y sobre todo muy bella. Después de tener una de las pláticas más interesantes con una  persona inexistente, el reloj de mi habitación comenzó a sonar como si fuese un despertador. Ella me dijo que era tiempo de que me fuera, pero en realidad no me quería ir era la primera vez que me sentía a gusto  con alguien, ella solo se rio, me acerco a sus labios y me dio un beso, pero no fue  cualquier beso fue el mejor beso que jamás nadie me había dado, estaba lleno de amor, de aprecio, de pasión. Fue perfecto.
Lamentablemente desperté. Y en lo primero que pensé era en que quería volver a verla, así que intente dormir una vez más, pero no pude. Me sentía algo estúpido ya que  nunca nadie me había provocado esa sensación que ella me había provocado. Podría parecerles estúpido pero ninguna chica real me había parecido tan sincera, tan bella tan perfecta como ella…su único   defecto era ser solo un sueño.
Quería estar siempre con ella no me importaba como; era patético pero me había enamorado de un sueño… Entonces como un rayo me llego a mi mente una idea “Porque vivir en una realidad de mierda si puedes vivir en un sueño perfecto”. Así que corrí a la alacena tome un vaso de leche, después cogí del cajón de mi madre aquellas pastillas amarillas que utilizaba para dormir, y tome más de una docena de esas pastillas,  ya que sabía lo que pasaría después. Tardo pocos segundos en hacer efecto, me comenzaba a sentir cansado, me costaba  mantenerme despierto y entre mis últimos parpadeos podía verla a ella del otro lado y entonces paso.

Algunos me llaman suicida, cobarde o incluso marica, pero lo único que yo quería era salir de este asqueroso mundo para ir a uno mejor, lo único que yo quería era dejar la vía láctea.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario