sábado, 4 de octubre de 2014

RELATO 1

RELATO 1
Ángel. J Becerra Juárez
Es increíble como tu vida puede cambiar tan drásticamente por algo tan simple, como lo son  unos mensajes de texto; Incluso para mí que soy  el único testigo  directo de lo que ha sucedido, me sigue pareciendo increíble.
Hace ya más de una semana que no se nada acerca de mí mismo, lo último que supe fue por medio de un  periódico, que no ha vuelto a ser entregado; En él se presentaba una noticia en primera plana que llevaba por título “La cruzado de un suicida” y de la cual, yo era el protagonista. El reportero encargado de ella  mencionaba de manera muy descriptiva, la escena que había presenciado el forense; Se trataba del cuerpo de un joven de 17 años de edad,  llamado Eliot, que decidido acabar con su vida, la noche de un miércoles, haciendo uso de una escopeta de casería ; Y solo para aumentar el morbo del lector, al costado derecho de la nota se encontraba una foto a blanco y negro del cadáver; Esa era mi habitación, esos eran mis tenis favoritos y ese era definitivamente mi cerebro embarrado en la pared…ese era yo. Pero no podía ser cierto, yo no estaba muerto, aun respiro, aun siento el calor de  Irene a mi lado y como ya es obvio aun puedo escribir esto.
No sé por dónde  comenzar, pero tratare de hacerlo de manera que les sea  más fácil a ustedes comprender lo que ha sucedido, de lo que ha sido para mí.                                                         
Todo comenzó  una tarde en el colegio, me encontraba en mi pupitre sentado esperando a que las clases terminaran, y al igual que la mayoría de los demás alumnos no prestaba atención  al profesor ya que era muy fácil  perderse en el tiempo observando a  Érica  y su particular forma de cruzar las piernas, pero un sonido proveniente de mi bolsillo  me trajo de vuelta, al salón de clases, era un mensaje de un contacto desconocido. No era más que un simple y amistoso “Hola“, lo conteste  por cortesía, sin esperar una respuesta más compleja. El desconocido siguió respondiendo toda la tarde, y yo lo secundaba a falta de algo mejor que hacer, la conversación fue tan larga que para el final de ese día el desconocido dejo de serlo.
Su nombre era Irene,  tenía tan solo 15 años, vivía en una zona rural al sur del país, en un pueblo llamado San Miguel Arcángel; era hija única, y prácticamente vivía sola ya que sus padres se las pasaban viajando la mayor parte  del año; A pesar de su edad era muy madura, incluso más que yo, pero también era muy divertida.
Al siguiente día, casi inmediatamente después de despertar recibí un mensaje de Irene, que decía “Es hora de levantarse y vivir holgazán”, esto me saco una pequeña sonrisa, cosa que no experimentaba  desde hace mucho tiempo,  así que le conteste “Estoy más despierto y vivo  de lo que tú crees”, este fue el inicio de una conversación que duraría todo el día
Ese día conocí más a fondo, a la misteriosa Irene; al parecer teníamos muchas más cosas  en común de las que pensaba. Ese día también  conocí el aspecto de mi nueva cyberamiga atreves de una foto; era delgada de tez blanca, ojos negros, labios delgados y con una pequeña cicatriz en la mejilla derecha, era hermosa.
Con forme pasaron los meses, Irene se volvió más que una amiga, se convirtió en una confidente hasta el punto que no podía  tomar una decisión sin consultarla; extrañamente la amaba sin ni siquiera conocerla en persona.
En repetidas ocasiones Irene me contaba acerca de su estilo de vida; Su casa era una choza antigua de madera, que se encontraba en lo alto de una colina, para ella era el paraíso ya que no asistía al colegio pasaba los días enteros leyendo recostada debajo de un árbol, sin preocuparse por nada, era una vida que envidiar.
Entre más pasaba el tiempo más la quería,  y no soportaba  el hecho de no  estar a su lado; siempre le prometía que  un día huiría de mi hogar para pasar el resto de mi vida con ella, pero estas siempre fueron solo promesas. Pero una noche después de un miércoles terrible, repetí las mismas promesas de todos los días a Irene, pero esta vez  eran más serias que nunca, “Abandonare todo por ti,  no quiero seguir viviendo si no es a tu lado”, ese era el mensaje, al cual Irene contesto fríamente “¿Estás seguro de lo que deseas?”, No dude mi respuesta y conteste “Nunca estuve tan seguro”; En ese instante después de enviar aquel último mensaje, la pantalla de mi celular se tornó color rojo y comenzó e emitir un estridente sonido que destrozaba los oídos, intente pararlo pero no se detenía, el sonido iba en aumento, y mis oídos no lo soportaban más,  así que en un intento por que parara, lance el celular contra el piso,  pero aun emitía aquel sonido; La pantalla del celular se  estrelló al igual que el resto de cristales en mi habitación, debido aquel sonido, después de unos segundo de agonía auditiva el celular paro de emitir aquel incesante ruido,  me acerque a él y pude observar que las grietas de la pantalla emanaba un líquido viscoso color negro, con olor a sangre coagulada, entre en pánico y corrí hacia la puerta para salir de habitación pero no pude, la manija se había atorado, intente gritar pero el horrible olor no me permitía exhalar lo suficiente; Estaba aterrado y cada segundo que pasaba la habitación se inundaba más de aquel líquido mal oliente, que ya me cubría  hasta los tobillos. Después de un par de minutos el líquido seso y del comenzó a emerger una silueta humana, era una mujer completamente desnudada y empapada de aquel líquido; Se dirigió hacia mí me tomo de los hombros y  susurro “Es hora de vivir, holgazán”, fu entonces cuando me di cuenta  de quién era aquella mujer, era Irene. Después de un pequeño e incómodo silencio, no se me ocurrió otra cosa más que decir “Hola”, ella sonrió y sin soltar mis codos, se acercó a mi rostro y me dio un beso cargado de pasión que recorrió todo mi cuerpo.
Desde entonces he estado en aquella cabaña en la sima de la colina, y he pasado mis tardes con Irene debajo de aquel árbol.

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