sábado, 4 de octubre de 2014

Los ojos lo soportan

LOS OJOS LO SOPORTAN.
Ángel .J Becerra Juárez
Mientras las estrellas caen suavemente bajo  vello de nuestra piel, y los risos de la noche  nos envuelven en el silencio, las multitudes aglomeradas  bajo el umbral de tu morada hacen filas interminables.
De par en par va nuestra familia, tu familia y nuestros conocidos.
Saturados están los ríos que de tu cama se desprenden, con lamentos de arrepentimiento y risas cargadas de buenos recuerdos.
Caras largas, ojos débiles y lágrimas en el cuello, son el atuendo de la velada que todos visten, pero que ninguno quisiera compartir con los demás.
El olor a cera derretida y flores recién cortadas impregnan la tristeza, de quienes las flores cortaron y las velas encendieron.
Buenos deseos,  blasfemias  y reclamos se filtran dentro de tus oídos, pero se secan al instante, con el resplandor que del otro lado tu cuerpo está recibiendo.
El calor de las ceras a medio consumir disimula el frio  que tu piel alberga, y los susurros de las personas a tus costados, cubren  la ausencia de  tu sonrisa.
Nada importa ya, los rencores y los errores se han ido colando en la nave de tu último suspiro.
Los que salen, lo hacen resignados, y los que entran, lo hacen desconsolados, al  no saber lo que tu silencio significa, si una pasividad placentera o una prisión solitaria.
La delgada capa de cristal, que de nosotros te separan, es endeble ante el huracán de sentimientos encontrados, provenientes de lo más profundo y la oscura tormenta de lágrimas que han pasado de ser saladas, a volverse amargas.
Una tonelada de arena, una capa de cemento y una “t” de madera son la  fachada de un falso escudo, que impide que todo se derrumbe; Mientras que el verdadero sopor de toda esta tragedia, se encuentra en tu rostro pálido, en tu sonrisa serena, peso sobre todo en tu mirada congelada en el tiempo.

                Son los tuyos, son los de él, son los de todos, los que soportan una noche en vela, un mar de lágrimas y un show de melancolía, son mis ojos son los de ella los que soportan una vida entera y aquel amargo olor a flor y velas. 

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